Si una está bien, tranquila, feliz, con lo que costó superar la pérdida... vuelven porque realmente les importa o para hacerse notar que siguen ahí? Es como recordarle al inconsciente que todavía esa persona no se va de nuestras vidas, abrir nuevamente esa llaga, ponerle sal y hacer que arda, hasta que vuelva a sanar.
En esta situación tenemos dos opciones: o ignorarlo y hacer que nada pasó, o darle cabida, enfrentarlo y ponerle a él todas las dudas... Porque si él desaparece y una le está atrás cual perro faldero, lo que hacen es ignorarnos, creerse que nos tienen cuando quieren y toda las boludeces que piensan. Pero, qué pasa si la que desaparece es una? Ahí es el momento en el que vuelven a caer en la red, y es cuando nosotras tenemos las riendas de la situación. El problema es saber para qué lado dirigirnos, si queremos cagar las cosas, o si en cambio queremos que ellos sean los que estén atrás nuestro como solíamos estar nosotras.
No es algo fácil de decidir, porque desde el momento en que ellos se alejaron está más que claro que las quedamos más enganchadas fuimos nosotras, y lo más normal e incoherente es volver a esa especie de relación que había. Pero hay que ser fuertes, tener eso que llaman amor propio, hacernos valer y hacer todo lo contrario, o sea, lo anormal pero coherente. Si aparece contestale, si quiere hablar, hacelo, pero nunca dejes de tener presente el por qué llegaron a esa situación y lugar, que la culpa no la tuviste vos, que él desapareció y que tiene que llegar a ser campeón de remo para volver a estar con vos. Seguramente sos una mina de fierro y él en su momento no lo supo aprovechar... esta segunda vuelta que le cueste, que se esfuerce, y si ves que vale la pena, dale otra oportunidad!